Los alimentos tienen cada vez tienen menor contenido en nutrientes debido al empobrecimiento del suelo de cultivo y el tipo de agricultura de explotación. Por ello existen los suplementos nutricionales.
Pero no todos son iguales. Como hay un gran mercado y muchos mensajes ligeramente engañosos, es importante saber qué tomamos y qué esperar de los suplementos nutricionales.
Los suplementos nutricionales, entre los que están incluidos los productos de parafarmacia como las vitaminas (suplementos vitamínicos, etc.), están bajo una legislación la cual dice que no se puede decir que «curan» trastornos pero sí que están indicados para esto o lo otro.
¿En qué debes fijarte a la hora de elegirlos?
La materia prima
El origen de la materia escogida para elaborar el suplemento influirá directamente en la cantidad y calidad de principio activo que contenga. Es primordial que ese origen sea lo más ecológico, bien conservado, de calidad superior posible. No es lo mismo, por ejemplo, obtener el aceite de pescado de un pescado grande que contiene más metales pesados, que de uno pequeño que contiene menos.
El principio activo
Como en los fármacos, es el elemento que actúa sobre alguna parte de nuestro cuerpo generando una reacción. Buscamos por supuesto que esa reacción sea positiva para la salud.
Del ginseng, por ejemplo, se obtienen los ginsenosidos; del pescado azul, el Omega 3. La parte negativa de esto es que la cantidad de principio activo no está regulada, ya que no son medicamentos, y las cantidades no son de obligada declaración.
Para que lo entiendas bien: para disminuir el colesterol plasmático, se puede utilizar el arroz rojo, porque contiene una levadura que a su vez lleva un componente bioactivo llamado Monacolina K. 10mg al día de este elemento produce una disminución del colesterol. No es suficiente que un alimento contenga arroz rojo, o levadura. Necesitamos saber en qué cantidad, para saber si será o no efectivo.
La calidad de la materia prima
La calidad de esa materia prima es primordial. No hablamos de que se utilicen materiales dañinos, sino de que se usen variedades de la materia prima, como las plantas, que contengan mayores nutrientes que otras de otra especie no la contengan, o lo hagan en menor cantidad.
Un claro ejemplo es la planta del té (camelia sinensis). Ya sabes que hay multitud de variedades: té negro, té rojo, té blanco, té verde y té Matcha… Pero es este último el que contiene mayor cantidad de L-Teanina, relacionado con el descanso y la mejora del estrés.
Biodisponibilidad
Un dato muy importante que no se suele tener en cuenta es la biodisponibilidad.
Es la cantidad de esa sustancia que es capaz de absorber nuestro cuerpo. Por eso no tiene sentido tomar dosis muy superiores a las IDR (Ingesta Diaria Recomendada), que cambian según nuestro sexo y edad. Ya podemos tomarnos una pastilla de 500mg de Vitamina C, que nuestro cuerpo solo absorberá un máximo de 120mg, el resto se desecha. Es importante no tomar mega dosis, ya que cargamos mucho al riñón, encargado de desechar lo que no se va a absorber.
La dosis
Por otro lado, no todos los compuestos se absorben igual, y es fundamental que tengamos en cuenta que la mayoría de veces las productos de «una sola toma» se absorben peor que los que están fraccionados.
Debes tener en cuenta que:
– si tomamos un suplemento junto con otros alimentos, la absorción en general suele disminuir y por tanto nos hará menos efecto.
– existen compuestos, como el calcio, que son difíciles de absorber. Es mejor tomar menores cantidades más veces para asegurar la absorción.
– tienes que intentar separar las tomas de las comidas si no está indicado específicamente para antes o después de ellas.
En conclusión…
En resumen, para comprar un buen suplemento debes tener en cuenta lo que quieres conseguir con él, y fijarte en que en los ingredientes aparezca la cantidad de principio activo que lleva (en gramos o en porcentaje), y la procedencia de la materia prima, aunque este último dato no es frecuente que aparezca.
Y lo más importante! Recordar que un suplemento no es un medicamento, por lo tanto es posible que los efectos tarden un poco más en aparecer (días, incluso meses), pero ese efecto es acumulativo y en general menos agresivo que cualquier fármaco.